Jugaron, cantaron y bailaron; rieron, reibieron regalos y se abrazaron como amorosas lapas a Bob Esponja y a Patricio.
Más de 100 incansables muñecotes, con la felicidad reflejada en sus sonrisas, lograron trasmitir su entusiasmo a las abuelitas y abuelitos, las mamás y papás que los acompañaron a la fiesta de Carnaval que, después de más de dos horas de incansable actividad, tocaba a su fin con el asalto a la piñata rebosante de “chuches”